Un blog sobre la New Age (Nueva Era) y los esoterismos varios que hoy, como una epidemia que afecta al raciocinio y a la lógica, se expanden... Bienvenidos sean usted y Guillermo de Occam.

sábado, 30 de junio de 2007

Cerebro y mitología




El cerebro es un órgano impresionante. El tema mente/cerebro es apasionante. La cuestión, tal y como se plantea desde el esoterismo y la Nueva Era, decepcionante.

La cosa es que el cerebro parece funcionar por módulos interdependientes, es decir, hay funciones que pueden localizarse en distintas zonas del neocórtex (módulos) pero que dependen de otras zonas para cubrir todos los aspectos de una función bien realizada. Ponemos un ejemplo: el área V1 del cerebro es el área visual primaria de donde la información se distribuye a las áreas V2 (que facilita el flujo de la información visual), V3 (que reconoce las formas), V4 (el color) y V (el movimiento).

¿Y cómo se sabe esto? Principalmente por resonancia magnética funcional por imágenes, por tomografía de emisión de positrones, que permite “fotografiar” los cambios de metabolismo en la actividad cerebral, y por el estudio de los efectos de las lesiones y las patologías cerebrales. Así, por ejemplo, se sabe que si alguien resulta lesionado en el área V1 se produce lo que se conoce como agnosia visual, esto es, el sujeto puede reconocer los distintos componentes de una forma, pero no el significado de lo que ve. De esta forma se puede conocer qué zona del cerebro se ocupa de qué cosa, aunque parece ser que pocas zonas del cerebro se ocupan de una función en exclusiva y que éste actúa más bien por unificación de actividades e interdependencia modular; unos módulos unifican su información con otros. Cuando esto no ocurre como debiera hablamos de disfunciones o de patologías. Y algunas, aunque dolorosas para quienes las padecen, son muy interesantes.

La “afasia de Broca” es fruto de una disfunción del área de Wernicke en el módulo del lenguaje. Los pacientes saben lo que quieren decir, pero no pueden expresarlo. No entienden lo que se les dice, no se les comprende al hablar, pero pueden comunicarse con imágenes. En otras lesiones del módulo del lenguaje algunos pacientes bilingües dejaron de utilizar el idioma materno para usar sólo el aprendido en segundo lugar. Alucinante. En otros casos, las personas no son capaces de nombrar animales y sí objetos inanimados.

La anosognosia representa un grupo de patologías referidas a la incapacidad de una persona para reconocer una enfermedad o característica que tiene ella misma. Su forma más conocida es la de aquellos que han sufrido algún tipo de hemiplejia y no reconocen su mano o su pierna (somatoparafrenia), hasta el punto de llegar a preguntar cosas como “¿qué hace ese brazo en mi cama?” refiriéndose a su propio brazo.

Una derivación de la anterior es la prosopagnosia. El paciente es capaz de distinguir en los rostros la nariz, la boca, los ojos, etc., pero le es imposible componer la figura y reconocer caras familiares o la suya propia. Aunque son capaces de distinguir las expresiones faciales de ira, dolor, alegría, etc., sólo reconocen por la voz; el rostro les sigue siendo absolutamente irreconocible. En algunos casos, el paciente no admite que no reconoce los rostros.

La división de las funciones cerebrales es, pues, una realidad. Estos módulos pueden funcionar, en condiciones anormales, aislados unos de otros.

Del mismo modo, el módulo (o módulos) del yo, de la consciencia, es igualmente frágil y puede también disociarse dando lugar a las patologías mentales más conocidas, los trastornos de la personalidad.

No nacemos con la percepción del yo desarrollada. Esa consciencia surge con el desarrollo del individuo y unifica nuestra vida mental pero no regula todas las funciones cerebrales. Muchas de nuestras conductas tienen lugar en ausencia de actividad consciente, pues las realizan módulos que funcionan independientemente de nuestra voluntad. La vida inconsciente no está controlada ni supervisada por el módulo/os del yo, como cuando alguien conduce sin necesidad de estar prestando una atención expresa a los movimientos necesarios para circular correctamente, o como cuando hablamos in tener que pararnos a pensar qué palabras vamos a usar y en qué orden. Esto no significa que haya un yo previo, anterior o superior al módulo/-os que unifican funciones en la consciencia, lo que hay son funciones cerebrales localizadas, con actividades propias, muchas fruto del aprendizaje, que simplemente funcionan por sí solas y en interdependencia con otros módulos, como le ocurre a la visión, al lenguaje, al movimiento e incluso a la memoria, y que colaboran en la estructuración del yo consciente.

El cerebro, además, tiende a rellenar vacíos con realidades fabricadas e inventadas, como cuando crea información inexistente al rellenar la mancha ciega del ojo o cuando completa la memoria perdida. El módulo/-os del yo imagina explicaciones de conducta e información que no controla. Así ocurre, por ejemplo, en el síndrome de Anton: el paciente con pérdida de visión es completamente inconsciente de ello y es capaz de describir formas o colores de objetos que no ve y es incapaz de aceptar su ceguera. Igual ocurre con los falsos recuerdos: la persona puede recordar como absolutamente ciertos determinados pasajes de su pasado que jamás han tenido lugar. De este tema ya hablamos en el epígrafe sobre la hipnosis regresiva (ver Mayo 2007).

Pero sobre el cerebro se dicen muchas tonterías.

Uno de los mitos más extendidos respecto del cerebro es el que afirma que sólo utilizamos un porcentaje muy bajo (el 10%) de sus capacidades. Evidentemente, no es cierto. Si alguien usara sólo el 10% de su cerebro estaría en un hospital sostenido artificialmente por máquinas en un estado más que vegetativo. No obstante, videntes, curanderos, mediums, canalizadores y demás fauna justifican sus “poderes” alegando precisamente que ellos disfrutan de unas capacidades presentes en el cerebro que sólo a unos pocos les ha sido concedido disfrutar. Estas capacidades compondrían las funciones del supuesto 90% del cerebro no usado. Pero tanto la resonancia magnética funcional por imágenes como la tomografía de emisión de positrones permiten concluir, sin ningún género de dudas, que, aunque para determinadas funciones sólo se utilizan algunas zonas/módulos del cerebro, para otras funciones se usan otros módulos y el resto no está ni mucho menos inactivo o inoperante. ¿Conoce usted a alguien con un trauma o infarto cerebral que haya tenido la suerte de que la lesión afectara a zonas no usadas del cerebro? El éxito de este mito es una prueba más de que a fuerza de repetir una cosa acaba finalmente tomándose por cierta. Aunque quizás creer estas cosas sea verdaderamente resultado de no usar todo el cerebro...

Otro de los mitos más extendidos es el que afirma que el cerebro es capaz de estudiar mientras duerme. Mucha gente se dispone a dormir tratando de escuchar lecciones en la convicción de que, al despertar, se sabrá al dedillo lo que ha estado oyendo. Muchos recomiendan este inútil procedimiento en el aprendizaje de los idiomas, aunque lo que desean en realidad es vender su curso de idiomas para el sueño. El sueño inhibe la actividad consciente y los módulos protagonistas del conocimiento intencional. Los procesos de aprendizaje requieren que la persona esté despierta, atenta e interesada en la información que está recibiendo. No hay tal forma de estudiar, lo siento. A echarle codos.

Otro mito nos dice que el ser humano ya sabe todo cuando nace y lo olvida mientras crece, aunque puede acceder a esos conocimientos si usa las técnicas adecuadas. Esta recuperación de la reminiscencia platónica podría ser considerada viable si no fuera porque, aunque al nacer el cerebro no es del todo “tabula rasa”, los módulos protagonistas del aprendizaje y de la memoria aún están por madurar y no se han realizado las conexiones neuronales oportunas y necesarias. Platón no podía saber esto ya que la neurología no estaba muy desarrollada que digamos en la Grecia clásica, pero hoy...

Bueno, me está saliendo esto muy largo. Prometo una segunda parte.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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