Un blog sobre la New Age (Nueva Era) y los esoterismos varios que hoy, como una epidemia que afecta al raciocinio y a la lógica, se expanden... Bienvenidos sean usted y Guillermo de Occam.

domingo, 29 de junio de 2008

Campeoooooooones

Campeooooones. Oeeeeeeeeeeeeeeeee. Campeooooones. Oeeeeeeeeeeeeeeee.
Campeooooones. Oeeeeeeeeeeeeeee. Campeones eoeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee.




Campeooooones. Oeeeeeeeeeeeeeeeee. Campeooooones. Oeeeeeeeeeeeeeeee.
Campeooooones. Oeeeeeeeeeeeeeee. Campeones eoeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee.

viernes, 13 de junio de 2008

Extraterrestres de mudanza.

Una constante en la historia de la creencia en extraterrestres es que éstos han ido mudándose cada vez más lejos conforme el conocimiento de nuestros astros vecinos ha ido en aumento.

Todas las culturas, todos los pueblos han mirado a los cielos con asombro, reverencia y curiosidad. Muchos relatos mitológicos de la antigüedad sitúan a sus divinidades en los cuerpos celestes y en no pocas ocasiones se han poblado los cielos de todo tipo de crieturas. De los mitos de la Luna, por ejemplo, el más famoso es quizás el de Selene, hermana de Helios (el sol) y que recorría el cielo con un carro plateado. La cosa es que siendo la Luna el cuerpo celeste que nos es más familiar y cercano, no fue extraño que se la llenara de habitantes. Esto podía estar bien para aquellos hombres en la medida en que no disponían de medios para una observación detallada y solvente, aunque algunas astronomías antiguas fueran sorprendentemente precisas.

Pero cuando ya se podía… George Admansky, el gran iniciador de la locura ovni, afirmaba que había sido llevado a la luna por alienígenas. Sostenía que en su cara oculta nuestro satélite era en realidad un verdadero vergel, con ríos, bosques, lagos… Y que allí vivían seres con los que, evidentemente, él había estado en contacto. Cuando por fin la sonda soviética Luna 3 obtuvo imágenes de la cara oculta de la Luna, el paisaje desolado obligó a los ufomaníacos a trasladar a los extraterrestres un poco más lejos. Ya no estaban allí. Se habían mudado a otro lugar.

Esta es la cara oculta de la Luna:



Como ven no parece que haya mucho vergel…

Inspirándose en la novela de Julio Verne, Melies filmó un viaje a la Luna en 1902 y, por primera vez, se dramatizó a sus habitantes…



Interesantes los alienígenas, ¿verdad?

No faltan desde luego los himbeztigadores que sostienen que en la Luna hay restos de construcciones que son conocidas pero que se ocultan a la ciudadanía por no se sabe qué oscura motivación (aún está por responder la pregunta acerca de por qué estarían los gobiernos y los científicos tan interesados en ocultar la existencia de estas cosas). Así, nuestro experto en Ovnis más famoso, J.J. Benítez, incluso mostró unas imágenes inéditas de estas construcciones. ¿Quién le pasó ese vídeo? Un anónimo colaborador, el famoso Mirlo Rojo… que, aunque ya cría malvas según cuenta el mismo masnífiko periodihta, aún ha de permanecer en el anonimato “por razones de seguridad”. Éste es el documento”inédito”:



Según parece, un grupo de animación del País vasco, la productora Dibulitoon Studios, fue la encargada de realizar este curioso vídeo… En fin. Las cosas de la arqueoastronomía de unos alucinados.

No obstante, Marte se lleva la palma en lo que a historias de extraterrestres de refiere. A este planeta se debe el término “marcianos”.

Percival Lowell, un más que aficionado a la astronomía de finales del s. XIX, observaba Marte firmemente convencido de que estaba recorrido por canales. La imagen que tenía del planeta rojo era ésta:




Este buen hombre, con actitud científica y no esotérica, pensaba que Marte era un planeta en un proceso grave de desertización y que para procurar agua a todo el planeta desde los casquetes polares marcianos, los habitantes de Marte, avezados y avanzadísimos constructores, desarrollaron toda una inmensa red de canales, prueba además de su desarrollo tecnológico e intelectual. Realmente veía los canales.

Para Schiaparelli, que también los divisaba, la imagen de Marte era algo como esto:



Pero Marte empezó a ser más asequible, cada vez se construían mejores telescopios y cuando la las sondas (la primera fue la Marsnik I en 1963) comenzaron a ofrecernos información más veraz del planeta rojo, los marcianos, de nuevo, desaparecieron. Aunque no del todo…

Cydonia, una zona hasta entonces incógnita de Marte, fue fotografiada por la Viking I en 1966. Apareció, como una luminaria para los ufomaníacos, la más famosa imagen de la astronomía a la mano de los himbeztigadores, el rostro de Marte:



Desatada la locura con esta imagen, la fantasía de los ufomaníacos, esotéricos, newageros y demás fauna exótica encontró la excusa para sentirse confirmada. Sin embargo, (siempre hay un “pero”), fotografías posteriores de mayor resolución y calidad convirtieron al “guerrero marciano” en un montículo pareidólico (“pareidolia” es el fenómeno perceptivo por el cual se explica cómo nuestro cerebro organiza lo percibido en formas reconocibles). Ya no había rostro.



¿Iban a renunciar los ufomaníacos, esotéricos y newageros a algo así? Por supuesto que no. A partir de que llegaron las fotografías de la Mars Global en 1998, las que permitieron ver con mayor resolución el montículo de marras, las teorías conspiranoicas sobre el interés de la NASA para ocultar la evidencia extraterrestre comenzaron a multiplicarse. En un intento desesperado por mantener la tesis de una conspiración, himbeztigadores como Jiménez del Oso llegaron a conceder credibilidad a “documentales” que “mostraban” que a Marte se iba y se venía como de la casa al trabajo. El documento se llamaba “Alternativa 3” y sostenía la existencia de una colaboración USA –URSS (¡en plena guerra fría!) para la colonización de Marte. Se trataba en realidad de un montaje de Nick Austin, el responsable de Sphere Books, que contrató la edición posterior del libro del mismo nombre que el documental y que en el número de abril de 1999 de la revista Fortean Times dijo: "Por supuesto, Alternativa 3 (el documental de televisión y el libro) fue una broma, una farsa". Pueden ver un extracto:




Ya pudimos comprobar cómo la ufomanía, caminando siempre a la búsqueda de cualquier cosa que pueda explotarse, calificó de “estatua” una roca de la superficie de Marte sin más apoyo ni fundamento que el de que les parecía una estatua (ver en este blog la entrada Burgess Shale y el homenaje extraterrestre a Lola Flores, Febrero 2008).

La cuestión es que Marte ha dejado de ser un planeta desconocido. Ahora mismo, cuando usted está leyendo esto, una sonda estadounidense, la Phoenix, está tratando de estudiar el agua de los hielos subterráneos de la llanura Vastitas Boreales (polo norte de Marte) y, en paralelo, rastrear posibles restos de microorganismos, aunque su propósito es más bien dilucidar la historia del agua en el planeta rojo. Son pocas las posibilidades de encontrar miroorganismos (el planeta ofrece condiciones poco hospitalarias para la vida), pero sería fantástico que se encontrara algo así.

Descartado Marte como hogar de civilizaciones extraterrestres, ¿a dónde se han mudado ahora los marcianos? Pues a Júpiter, o a alguna de sus lunas. Tampoco son unos desconocidos, las sondas Voyager I y Voyager II (año 1975), la misión Galileo (1995) la misión Cassini/Huygens (2000) y la sonda New Horizons (2007) ya nos han ofrecido datos más que interesantes y no han encontrado restos de culturas o megacivilizaciones, pero a los ufomaníacos poco les importa. Aún es un filón por explotar.

Añádase a Júpiter cuanta estrella, cúmulo, o galaxia guste, pues el universo es grande y los extraterrestres, que viajan a cualquier sitio en un pis-pas con su hipermegatecnología, pueden ser situados en cualquier lugar del universo al gusto de los ufomaníacos.

Un ejemplo sorprendente es el de los pleyadianos, un nuevo modelo de extraterrestre multidimensional canalizado por Barbara Hand Cloe, Laura Knight, Amorah Quan Yin y otros que se apuntan a este nueva fuente de ingresos. Tienen, por lo que dicen, esta pinta:



Las Pléyades son un grupo de estrellas jóvenes que nosotros situamos cerca de lo que hemos dado en llamar la constelación de Tauro:



Pero las Pléyades están lejos (400 años luz), distan entre sí hasta 12 años luz (aunque las veamos muy juntitas), son muchas (unas 500 aunque sólo veamos 8 a simple vista) y, sobre todo, son muy jóvenes (entre 50 y 80 millones de años), lo que hace bastante más que improbable que acompañen a planetas a los que haya dado tiempo a albergar vida aún microscópica. No obstante, ¿importa esto si los pleyadianos son rentables?

Pobres extraterrestres, siempre de mudanza…
pueblos teruel