Un blog sobre la New Age (Nueva Era) y los esoterismos varios que hoy, como una epidemia que afecta al raciocinio y a la lógica, se expanden... Bienvenidos sean usted y Guillermo de Occam.

martes, 17 de julio de 2007

Cerebro y mitos II





En la primera parte ya hablábamos del funcionamiento modular del cerebro y de sus interacciones. También señalábamos algunos mitos que, instalados en la opinión pública como verdaderos, sólo revelan que es necesaria una mayor y mejor divulgación de lo que se va sabiendo sobre tan interesante sistema.

Sigamos con las tonterías.

El fosfenismo es una supuesta técnica supercalifragilísticoespialidosa que sirve tanto como terapia como para desarrollar las capacidades de memoria, atención, creatividad y cuanta cosa se nos ocurra que es buena. Francis Lefebure, el “descubridor” de esta maravillosa técnica, sostiene que con la presencia “controlada” de fosfenos se activan las capacidades cerebrales. Los fosfenos son las manchas de luz que se perciben en ausencia de luz o cuando una fuente de luz intensa desaparece. Si usted mira la bombilla de una lámpara durante unos momentos, cuando aparte su vista de la luz percibirá las secuelas de la sobre-exposición lumínica en forma de manchas de luz. También puede percibir los fosfenos si se presiona los ojos con suavidad durante unos segundos. La cosa es que los ojos reaccionan ante ese estímulo en la forma en que el ojo interpreta los estímulos: como luz. Y la tontería surge cuando a este señor se le ocurre, vaya usted a saber cómo, que estos fosfenos pueden ser aprovechados para pasar de ser estímulos luminosos a ser energía lumínica transformable en energía mental. Así, dice, si miramos una fuente de luz intensa (algo para lo que el ojo no está preparado) aumenta la inteligencia, la memoria, la retentiva, la creatividad y la energía mental (vaya usted a saber qué cosa es la energía mental y cómo la ha descubierto este sujeto). Del mismo modo, si durante la percepción de fosfenos usted mira, por ejemplo, una fórmula matemática, ésta se memoriza mejor... Es decir, me causo voluntariamente dificultades en la percepción visual de la fórmula a memorizar y resulta que la entiendo y la recuerdo mejor... Lo que sí sabemos es lo que vale el kit Mental Fitness para mejorar el rendimiento en los exámenes: una lamparita, el manual de introducción al fosfenismo (El ABC de la Mezcla Fosfénica) y un CD de audio cuestan 94 dólares. Un consejo: consulte a su oculista antes de hacer experimentos de este tipo.

Otra tontería con el mismo origen es otra supercalifragilísticoespialidosa técnica de activación del cerebro: la alternofonía. La cosa es que si usted estimula su cerebro con sonidos que suenan alternativamente en un oído y en otro, entonces crece su capacidad de atención (¡!), su capacidad cerebral, se solucionan la dislexia y la disgrafía, y se vuelve usted más imaginativo y creativo. De nuevo, los descubridores de tan estupendo método nos ofrecen el aparatito que nos va a ayudar a ser genios sin esfuerzo alguno. La Maleta de Alternofonía, que contiene el alternofóno del Dr. Lefebure + La audicion alternativa (libro) + auriculares + 1 CD Generador de estados de conciencia + 1 transformador + 1 cordon de enchufe (hi-fi) + 1 maleta. Según Lefebure, si me llevo el alternófono a la universidad, lo conecto y escucho los sonidos de forma alterna, memorizo mejor las clases. Es decir, si me dificulto voluntariamente una audición clara de lo que dice el profesorado lo entiendo y lo recuerdo mejor...

Quizás lo que se lleva la palma es la creencia de que el cerebro es un emisor-receptor de ondas. Esto está en la base de la telepatía, la telequinesis y todas las modalidades newageras de la ley de atracción y la ley de causa-efecto (tal y como la entienden los newageros). La base de estas afirmaciones es una sopa de conceptos tomados de la física cuántica pero desprovistos de su significado original. Así, en base a que todo está compuesto de átomos, todo interactúa. Y si el cerebro está compuesto finalmente de átomos, pues se trata de átomos que se comunican con átomos si éstos, dicen, comparten el tipo de vibración. Esto obvia que los átomos no tienen las propiedades de las moléculas, que las moléculas no tienen las propiedades de los elementos estructurales de las células de las que forman parte y que las células no tienen las propiedades de los tejidos y los órganos que finalmente componen. Da igual, como todo son átomos todo se comunica... Ciertamente, el cerebro está compuesto de átomos, pero los átomos no son cerebro ni se comportan como tal.

La manía de mezclar churras con merinas, de utilizar conceptos de la física sin saber qué significan, da lugar a estos refritos.

La cosa sería saber qué modulo/-os del cerebro es el encargado de emitir y cuál/-es de captar qué tipo de ondas y, sobre todo, cómo lo hace. Estas son preguntas normales que deberían tener respuesta antes de concluir, en base a la vibración atómica, que sí es posible que el cerebro sea, a la vez, receptor y emisor.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola.
Soy estudiante de medicina. Estoy viendo una materia llamada neurobiología. En neurobiología vimos los efectos de la exposición a la luz para el desarrollo visual y cognitivo ( respecto a los patrones de sueño, etc.) Grande fue mi sorpresa cundo en el libro de david_h. hubel (eye, brain and_vision), uno de los mejores libros en ciencias que he leído, mencionan al Dr. Lefebure. Con todo y su esoterismo el tema del “fosfenismo” parece que tiene algo de validez científica en cuanto a remanentes de excitación retiniana.

Como voz he visto la cosa esa de la lámpara y el alternófono, opino que estos productos son unos cazabobos que aprovechan cualquier pseudociencia para mercadear. Yo estoy leyendo el libro de fosfenismo de lefebure (de la biblioteca de mi Universidad) y cuando lo termine te cuento.

Javier dijo...

Pues esperemos a que lo termine.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Qué? va o no va ese libro?

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